Si no llevas a cabo una correcta protección solar, la radiación ultravioleta puede provocar terribles consecuencias en tu piel.
Si hay algo en lo que debes ser súper constante es en la aplicación del protector solar, sobre todo en verano. Y es que, si no llevas a cabo una correcta protección solar, la radiación ultravioleta puede provocar terribles consecuencias en tu piel.
Una de ellas puede ser el fotoenvejecimiento, que provoca la aparición de arrugas, líneas de expresión en frente, ojos y boca, manchas oscuras y falta de tono y textura. Además, los rayos UVA pueden causar que el colágeno, que es lo que da fuerza y elasticidad a la piel, se descomponga a un ritmo más rápido que en el envejecimiento normal, ya que estos penetran en la dermis y causan una acumulación anormal de elastina, que a su vez hace que las enzimas rompan el colágeno.
Si hay algo en lo que debes ser súper constante es en la aplicación del protector solar, sobre todo en verano.
Y no solo eso, sino que también, la exposición al sol sin protección adecuada puede favorecer la aparición de radicales libres y quemaduras solares, que son causadas por una degradación del ADN en las células de la piel.
Asimismo, el daño más grave que pueden causar los rayos UVA es, claramente, el cáncer. Los tres tipos principales de cáncer de piel que pueden ser un efecto del daño solar son el melanoma, el carcinoma de células basales y el carcinoma de células escamosas, todos ellos cánceres metastásicos de propagación rápida.
Por todo ello se hace indispensable el uso del protector solar, que puede ser físico o químico. Los filtros solares físicos tienen óxido de zinc u óxido de titanio, que reflejan la luz, y están especialmente indicados para piel sensible. En el caso de los protectores solares químicos, la avobenzona u oxibenzona son capaces de absorber los rayos UV y romperlos a través de sus enlaces químicos.